miércoles, 2 de diciembre de 2009

Un alemán, un alemán viejo...

Era el 2º día de internado, había un ingreso. Era un paciente pálido y grande, de esos que hacen parecer la camilla como una camita de juguete… su diagnóstico era HDA. Según el endoscopista tenía una lesión ulcerosa asomando bajo el cardias. En su contexto lo más probable es que fuera cáncer, es decir, pronóstico: “negro”.
Intentamos conversar con él, y digo intentamos, porque resulta que el viejito no tenía ni la más mínima intención de respondernos. Era un alemán, un alemán viejo… ¿Cómo luchar contra esa testarudez?. Al parecer entendía español y, según su hija, también lo hablaba, pero simplemente no tenía ganas de emitir palabras que pudiéramos comprender y a todo lo que le preguntábamos nos respondía con un léxico incomprensible para nuestras mentes tan poco poliglotas…
¿Cómo ayudar a alguien que se niega a comunicarse?... quizás no quería ayuda, quizás ya estaba cansado y sólo quería irse tranquilo… ¿a su casa…o más arriba?. No lo sé…
En fin, manejamos su diabetes, controlamos su hemorragia, pensamos en una pronta alta… pero un día llegamos y estaba en la 315… un día después en la UPC…
Parece que estamos mal… y así fue como de un día para otro estaba muerto.
mmm… y nunca sabremos si el viejito se salió con la suya y era eso lo que buscaba con tanto silencio o simplemente le salió el tiro por la culata...

¿Qué otra cosa me enseñó este alemán?... que a veces las personas se mueren… que cuando menos se piensa hacen una neumonía y empiezan a desaturar…