miércoles, 25 de octubre de 2006

Cada día crecía un poquito...

Cada día veía su vientre unos milímetros más grande que el día anterior.
A veces pasaba largos minutos contemplándose al espejo, aterrada por lo incierto del futuro, imaginando cientos de escenarios en los que siempre había alguien juzgándola.
Habían días en los que estaba decidida a hacer algo por cambiar su situación.
Incluso, en algunas ocasiones realizaba planes, según ella, perfectos; pero que nunca era capaz de llevar a la acción.
Algunas personas ya lo notaban, la mayoría no decía nada. Los que se atrevían a comentar algo, desistían rápidamente al verla directamente los ojos.
No era capaz de describir exactamente qué era lo que más la asustaba, pero sí estaba segura de que si pudiera volver atrás actuaría de manera diferente.
Quizás era la reacción de sus amigas al verla después de tanto tiempo y encontrarse con esa imagen lo que la asustaba; o, talvez, era lo que pensarían sus ex compañeras de colegio; o ese enamorado que no perdía oportunidad para decirle lo linda que era, ¿qué pensaría él ahora?
Estaba asustada, no quería seguir inmersa en esa condición, pero la verdad, es que por más que intentara evitarlo, su vientre crecía y crecía...
...por más que tratara, los adipositos seguían acumulándose por montones.


;)

miércoles, 18 de octubre de 2006

Cruzando palabras con mi taza de café.

Eran las 2 de la mañana, llevaba más de 30 minutos tirada en la cama tratando de leer un apunte de síndrome urémico y todavía no podía pasar de la primera hoja, así que decidí ir a la cocina. Ahí me encontré con una vieja amiga: mi taza de café. Es una linda taza, se ajusta perfecto a mi mano, y tiene vivos colores de un famoso personaje que la mayoría tilda de gay. Me encontraba en la afanosa tarea de revolver cuando sin precaución alguna me dijo:
“Hola, te estaba esperando. Te dije que no podrías vivir sin mí”

“Si lo sé. Pero sabes que también quiero a mi colon y si te tengo a ti el se pone muy celoso y empieza a hacer movimientos raros que me ocasionan mucho dolor.”

“Te ves cansada, aunque no es extraño en ti. Pero ahora es más.”

“Mañana tengo integral de fisiopato y no estoy muy tranquila.”

“Después de estos tres años aun no entiendo como sigues en esto. Siempre te quejas de que tienes sueño o que extrañas tu casa. Y que hace siglos que no ves a tus amigas. Por qué sigues acá?”...


En ese momento entró mi prima a la cocina y me miró con su típica cara de “¿de que rayos habla esta loca ahora?”
Su mirada me devolvió a este mundo y le dije: “tuve un sueño muy raro”
Nos fuimos a acostar, pero juro que cuando volví a apagar la luz un objeto redondo y azul me guiñó un ojo.

...Mmm
Quizás es hora de dormir.

jueves, 12 de octubre de 2006

CIRUGÍA (idea original de J.S.)

Mientras algunos alucinan con su futuro de trajes verdes (aunque azules son más combinables) yo me convenzo, cada vez con más seguridad, de que no seré cirujana.
En realidad no sé si es lo que quiero, creo que la idea de volverme “carnicera” nació producto de las reiteradas preguntitas que se le hacen a un típico estudiante de medicina: “en qué te vas a especializar?”, “No quieres ser geriatra para atenderme cuando esté viejita?” (no importa que ese individuo tenga ya una cardiopatía “de libro”, se tome 2 enalapril al día y la retinopatía diabética ya esté instalada...). En fin, “quiero ser cirujana” es una respuesta que a la mayoría deja contenta y callada. Me da lo mismo saber por qué es así...

En todo caso, lo dicho anteriormente es pura basura....

La verdad es que siempre me ha llamado la atención la disección, el cortar, la sangre fluyendo de la nada, el corazón latiendo frente a mí... y no es que no me guste el fonendo y el contacto con las personas, al contrario, pero a menudo me imagino con un bisturí en la mano (izquierda), 400 cm2 de abdomen rodeados de paños verdes y horas y horas “libres” para explorar esa cavidad.
El problema nació cuando fue hora del práctico de suturas. Para empezar no había ni un muertito piadoso dispuesto a ser cercenado por la mano temblorosa de unos pocos estudiantes de medicina, en su defecto debimos utilizar una hermosa pieza anatómica de varios días (si no semanas) de permanencia en esta embajada de la muerte. La pierna en cuestión ya había sido utilizada por más de un estudiante para el mismo propósito y la falta de oxígeno y todas esas cosas raras la había convertido en un burdo trozo de charqui. Imposible intentar atravesar las zonas más distales con una aguja simple, imposible respirar tranquilamente con el olor que dejaron los saprófitos en ese tejido, imposible que la aguja no se doblara, imposible hacer un maldito punto simple. Si a esto le sumamos el hecho de que soy ambidiestra, el resultado fue un desastre. Porque lo ideal sería que ambas manos tuvieran habilidad para realizar todo tipo de trabajo, pero en mí eso es distinto, al parecer cada una es capaz de realizar la mitad de las manualidades que haría una mano normal. Resumen: después de una hora de práctico sólo había realizado 1 punto simple. Y sé que lo mencionado anteriormente son sólo excusas baratas, porque la realidad es que no nací con la habilidad de coser pedazos de carne.
Tal vez no sea tan malo, tal vez mi futuro está en la medicina interna, la hematología o incluso la pediatría. En realidad ninguna de estas opciones es mala, creo que no seré una mala clínica, mal que mal, ya van 2 historias que Merino no debe corregirme y sorprendí a Jerez la primera vez que realicé un examen físico.
Como sea, estoy segura de que voy a ser una buena doctora, talvez no recuerde la clasificación exacta de los linfomas, ni me aprenda aún todas las causas de HDA, pero esta es una de mis “pelotitas de golf” y tengo la pasión (¿vocación?) para continuar en este camino.
Creo que existen 2 clases de estudiantes: aquellos que tienen las habilidades innatas de hacer las cosas perfectas o aprenderse mágicamente una lista inmensa de causas de obstrucción subaguda de la arteria que irriga el 2º ortejo del pie izquierdo (¡!)... y existimos otros a los que nos cuesta un poco más, pero que tenemos las ganas, la pasión, la constancia para seguir en esto. En el fondo o es destreza o es práctica+práctica+práctica...

miércoles, 4 de octubre de 2006

¡déjenme...!

Cada ser a mi alrededor cree tener la verdad absoluta y no se dan cuenta de que lo único que deseo es que me dejen ver con mis propios ojos.
Que sólo anhelo pensar, sentir y vivir según lo que mi corazón me dicta.
Que dejen de pedirme explicaciones de mis acciones, que no cuestionen más mi instinto y que se olviden de mis errores.
Tratan de convencerme de que tiene más experiencia y que saben lo que es mejor para mí, pero no se dan cuenta de que lo que más quiero es atesorar mis propias experiencias.
Que esta es mi vida y que el camino que estoy construyendo es sólo mío.
Que no necesito que me eviten los tropiezos, sino que me den ánimos para levantarme.
Que me cansé de que cada una de mis acciones sea cuestionada.
Que ya no aguanto tener que convencer a otros de que lo que creo es real. Porque a veces ni siquiera yo sé por qué hago lo que hago.Sé que me equivoco mucho, pero son mis errores y me siento orgullosa de seguir aquí, luchando, confiando, soñando...