martes, 31 de marzo de 2009

Noche, neblina sobre el mar, luces de carreras locas… y yo tras una ventana. El vidrio es lo único que me separa de ese mundo mágico del Valparaíso nocturno. Me dan ganas de abrir la ventana y sumergirme de un salto en esas aguas hipnotizantes, dar un salto a la piscina que se disfrazará de mar con el salir del sol.

…pero quizás no deba. El salto sólo me llevará a la quebrada bajo mi ventana…

Y sigo soñando, imaginando historias, escudriñando entre los claroscuros que vislumbro desde mi posición. Veo hombres caminar raudos a sus hogares, parejas abrazadas buscando refugio tras un árbol, “pellitos” escarbando entre cartones…
...¿Suena muy triste? Quizás, pero no lo es.
Aquel hombre va a llegar a un hogar acogedor, donde lo espera una mujer (que, aunque no lo ha dicho hace tiempo, lo ama cada día más) y 3 chiquillos que cuentan las mil aventuras que vivieron ese día. Hay parejas por montones, que tras un día de trabajo salen a beber rocío nocturno, que ante todas las dificultades tiene su amor, sus manos entrelazadas en una noche fría, sus ojos para reflejar la luna. Los “pellitos” no se quejan, porque entre cartones encuentran todo lo que necesitan: un resto de completo abandonado, una cañería rota que le da agua fresca y, si tienen suerte, un abrazo de un errante vagabundo para pasar las noches más frías.

Estos personajes no son muy diferentes a mí. Yo también corro veloz a mi casa al finalizar el día, también me espera una personita para contarme sus mil aventuras en su primer año como universitaria. Yo también escarbo entre cartones buscando un abrazo para pasar mis noches frías. Yo también sueño con salir a beber rocío nocturno… también sueño con tener una mano entrelazada a la mía…

Soñar a veces no es suficiente… pero es lo que me mantiene con el corazón funcionando, con esperanza, imaginando historias, cultivando anhelos.
Voy a seguir soñando.

Sueños
Sueños de manjar y chocolate, de dulce y amargo…
Sueños de abrazos y despedidas, de llanto y sonrisas…
Sueños que a veces asustan, que a veces envuelven y apasionan, que a ratos me ciegan y que me hacen luchar…

¿Cómo dejar de soñar? ¿Para qué?
Si así vivo mi vida… y es suficiente para sacar a diario mis pies de la cama.

Noche. Letras y desahogo. Ensueño.