jueves, 4 de febrero de 2010

Yo también soy paciente.


Me dolía la cabecita, y las patitas, y mi espaldita... (post turno que se extendió hasta 34 horas). En mi velador había una cajita milagrosa que prometía hacerme olvidar todos mis dolores (¡benditos AINEs!). Dentro de esta había un papelito que decía en su encabezado: "Información al paciente".
Paciente... Paciente esperando que esa pastillita te quite el dolor de tantas horas sin sentarte, que te quite las ganas de devolver lo que acabas de ingerir y hasta (en una de esas) que te de nuevas de vivir.
Paciente... Soy paciente a diario. Todos los días algo duele, algo entristece o algo nos da ganas de vomitar (muchas veces para mi gusto). Y aunque casi siempre los síntomas se suprimen con un heladito o un abrazo rico, hay veces en que no se puede evitar reconocer que necesitamos un comprimido, jarabe o hasta una ampolla.

La verdad es que me carga ser paciente, no me gusta ir al doctor.

2 comentarios:

Clorencia dijo...

Jajajaja!!!

Pura y santa verdad =D

un abrazo!

jqro dijo...

doy prueba de que de verdad odias enfermarte... es como la obra el Grito de Edvard Munch (bueno, la obra más conocida de ese conjunto de obras), mejor no cruzarte contigo esos días...

cariños
jqro