martes, 20 de junio de 2006

Entró a la cabaña con el corazón oprimido, no se escuchaba nada más que su respiración y el roce de su mano en la pared buscando un poco de estabilidad. Sabía que no debía estar ahí, pero los deseos de encontrar una respuesta eran más poderosos. Afuera el viento le repetía en su frío lenguaje que se alejara, ella se hacía la desentendida. No estaba dispuesta a rendirse después de lo mucho que le había costado llegar ahí.
Los pensamientos se enredaban en su cabeza, sabía que estaba cerca, pero algo la estaba haciendo dudar. Ya llevaba varios minutos caminando en la oscuridad y a cada segundo se sentía más perdida que el anterior.
Se preguntaba si realmente valía la pena seguir adelante.
Cuando ya pensaba que se quedaría en ese limbo para siempre, ocurrió lo que había estado esperando con tantas ansias...
Escuchó una voz que la llenó de alivio, supo que no estaba sola y que todo por lo que había luchado valía la pena...
Él estaba ahí esperándola, tal como lo había prometido... ahí estaba él. Ahora sí podían soñar juntos con un futuro compartido, ahora tenían toda la eternidad para amarse...
Y se fundieron en un abrazo...y el mundo dejó de existir...y los corazones se hicieron uno... (y BLA, BLA, BLA)


Son innumerables las veces en que me he sentido así, como si caminara en un limbo que se extiende demasiado en el tiempo; y aunque existe la esperanza y los sueños y las ganas de llegar a la meta, hay veces en que me canso y las dudas oscurecen todo. Pero nunca falta una “voz” que me recuerda por qué sigo este camino, un abracito que me permite dar un paso más.

¿Qué es lo que me insta a seguir arriesgándome en esos sueños locos?
¿Qué es lo que hace que los humanos nos perdamos en carreras y viajes inciertos?
¿Y por qué existen otros a quienes les basta quedarse quietos “pero seguros”?

Básicamente los seres humanos nos podemos dividir en 2 grandes grupos: aquellos que deciden saltar el precipicio para llegar al otro lado, y aquellos que prefieren quedarse quietos aprovechando lo que existe de su lado del abismo.
Sí, es cierto que las personas somos una amalgama de sentimientos y pensamientos infinitos, pero se pueden determinar patrones de conducta para la mayoría. ¿A que grupo perteneces tú?
Confieso que me encantaría poder decir que siempre me arriesgo y trato de agotar hasta el último recurso para obtener lo que añoro, pero existen ocasiones que me demuestran que aún me falta mucho para lograrlo. En esto 20 años que llevo sobre el planeta he conseguido muchas de las cosas que me he propuesto (a veces pienso que la vida ha sido demasiado generosa conmigo), y eso me invita a continuar dando pasos en falso, a arriesgar una y otra vez mi corazoncito, mis sueños...

Y es que de verdad creo que sólo es necesario cerrar los ojos, respirar profundo y confiar...
El resto viene solo.

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