jueves, 27 de abril de 2006

La hemorragia digestiva alta, el marfan, el anginoso, el sidoso...
¿Qué lleva a un inocente alumno de medicina a convertirse en ese montón de huesos que camina diariamente por el hospital sintiéndose DIOSTOR?
Quizás es el miedo, el miedo a conocer a ese ser que se te pone al frente acusando astenia, cefalea, angustiado por la hematemesis incontrolable que se escurre entre sus labios...
temor a ver más allá de una patología, temor a ver directamente a unos ojos ajenos y sentir que te consumen...

(...como este viernes...)

...porque pucha que asusta sentir que alguien confía en ti cuando tú no has dejado de preguntarte ¡¿Qué rayos hago acá?! desde que pisaste ese edificio. Te miran y sientes que el delantal te queda grande y que el fonendo pesa mucho en tu bolsillo.

Entonces, para evitar sentir esa inestabilidad, te refugias en el otro extremo e intentas concentrarte sólo en el pulmón fibrosado, en si el dolor es punzante o urente; en fin, tratas de olvidar que eres sólo una personita metiendo un montón de datos en su cabeza con la esperanza de que todo esto sirva un día para hacer desaparecer el sufrimiento de otro ser humano...

Al final llego a una sola conclusión... esto se trata de sobrevivir, de ir armando en el camino una membrana semipermeable que permita mantenerte protegida, pero con ciertos canales específicos que dejen pasar las sonrisas, las miradas; en fin, todas cosas que nos hacen humanos y que permiten que nuestro paso por este mundo no sea sólo el pestañar de un dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La primera vez que me dijeron en medicina, creo que fue alla por primero, que era malo que un medico se involucrara mucho con el paciente, me extrañe, ya que la mayoria de los que estabamos alli (eso espero), entramos a medicina por vocación, queriendo combatir el sufrimiento ageno, ser parte de las vidas de nuestros pacientes, y llevarle la contra a todas esas señoras que dicen que el medicos ni las toco, y que solo le pidio examenes, y que lo sintieron lejano, pero entonces... por que?
Y la respuesta es esa, porque uno no puede ponerse a llorar con la persona que tiene un cancer y se va a morir, porque no es bueno para nadie, no es bueno para el paciente porque "este medco no sabe nada y s epone a lorar conmigo...", para uno: Uno andaria todo el dia pensando en la gente que esta mal y no tendria su propia vida, y al final, seria tan tortuoso el dia a dia que mejor hagamos un suicidio doctoril colectivo...
Como respuesta a lo que palnteas... no creo que sea conveniente tener esa membrana y concentrarse en sintomas y signos y solo dejando pasar rsonrisas, yo creo que siempre hay que buscar el equilibrio, ser lo suficientemente cercano al paciente para craer confianza y de verdad involucraste con el... y y ser lo suficientemente lejano para tomar las desiciones adecuadas cuando tenemos que tner la mente fria.. (avisar a la familia un mal diagnostico, tomar una desicion que le pueda embarrar el resto de la vida a cambio de unos meses mas de vida, etc)...
Ni tan lejorq ue te hele ni tan cerca que te queme...
Pero no filtrar, si no conoces el mal el bien no existe... si no ves el sufrimiento no te puedes alegrar con un niño que se salva.. A fin de cuentas.. la medicina, es como la vida, y como nos tengamos que comportar con los pacietnes, es como nos desenvolvemos diaraimente, no hayq eu creerse nadie, no hay qeu actuar de una manera determinada, no hayq eu insensibilizarse, solo dejar que las cosas ocurrar y ser tan autentico como se pueda... el paciente lo agradecera....y tu también.